Microficciones elegidas: Isabel Wagemann
De amores y desamores....
Margaritas
Me quiere mucho, poquito, nada. La puta margarita deshojada mil veces. Porque aunque me quieras o no me quieras, soy yo la que se trasquila el pubis en esta noche negra. Porque aunque sé que me quieres y sé que no me quieres y sé que no te quiero, me aferro a esta flor donde te arranqué el deseo y me arrancaste las ganas.
Demolición
Construí nuestra casa con tela y alfileres. Ahora se desarma y me pincha. Como el amor. Como el deseo. Hace tiempo que perdí el acerico y no sé dónde guardarlos cuando los veo caer. Si subo las escaleras, los peldaños se descosen, y los alfileres se clavan en la planta de mis pies, entre los dedos. Y mi casa, el amor y el deseo, sangran.
El Abrazo
Cierras los ojos, amor, pones tu mano en mi cintura y la enredas en la trenza que he tejido para ti. Es más larga que lo acostumbrado y es rojiza: la he hecho con hojas de zarza en otoño. Está llena de espinas. Cierro los ojos, amor, y me apoyo en tu pecho y olisqueo, como un animal recién parido a sus cachorros. Pero tu olor ya no está, no hay rastro de ti. Sólo quedan tus manos arañadas por los hilos de mi trenza, y de mí, una ruma de hojas secas.
La Jaula
En el espacio oscuro de la cama, se aman. Sólo ahí ella tiene esa certeza. Me ama. Lo amo. No puede llamarse de otra manera. Pero en cuanto recupera el sujetador y las bragas de entre las sábanas y él se pone el reloj en la muñeca, es otra cosa. Sólo en la cama saben nombrarse. Fuera, las palabras se les vuelven pájaros.
