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Microficción elegida: Isabel González

¿Cuánto tiempo pueden pasar sin besarse frente a un café?

Él lo sabe y por eso calla.Ella lo sabe y por eso habla.Él bebe y se fabrica una mancha en los labios que a ella le molesta. Pero ella no va a señalarla. Ella no va a pronunciar labios porque labios es más silencio que el silencio. Ella se alía con el ruido. Mucho ruido. Las cucharillas contra la loza, las tragaperras, la televisión. Un cliente abre la puerta y el aire destruye los peinados. Ella sigue hablando, come pelo. Él se aburre, bosteza. Qué interés puede tener la conversación frente a un café del que apenas queda un sorbo. El hombre lo apura y perfila consciente la mancha de su boca. Algo oscuro que ella debería limpiar con saliva. La saliva acude. Pero ella no. Ella resiste. Ella bebe despacio y se desliza inexorable hacia el momento de sus propios labios sin café ni meta. Su boca vacía. Las tazas vacías. La mancha que se aproxima y la convulsión. Porque no es pigmento. Porque vista de cerca, la mancha también es hueca. Negra de tan vacía, de tan profunda. En un acto de legítima defensa, la mujer congrega todas las palabras en su mandíbula y las arroja al abismo. Palabras sólidas como piedras: trabajo, esposo, reloj, hijos, religión, padre. El beso aplastado en lo hondo alimenta las tinieblas. Dos fantasmas piden la cuenta.

Qué es una Microficción? 

 

Es un texto narrativo brevísimo donde impera la sugerencia y la precisión extrema del lenguaje. La tríada  acción-espacio-tiempo existe en el tejido narrativo aunque puede que sumergido o sobrentendido. Por eso nos exige una singular actitud de lectura. Utiliza como recursos la intertextualidad con otros generos literarios y no literarios, la ironía, el aire lúdico, el juego onírico, la paradoja, el ingenio, el enigma, lo fantástico y la parodia. Todo esto hace que para apreciarlas en toda su dimensión haya que tener bastantes referencias culturales.

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