Microficciones Contadas: "Monstruos en sus pies"
de Patricia Esteban Erlés
Lo saben todo de tus diez dedos y de tus amantes. De pronto no quedan tan bien con el vestido verde botella como habías supuesto. Algunos envejecen mal, como actrices de cine porno, y los olvidas en el rincón más oscuro del armario. Otros jamás los estrenás, porque nacieron sin suerte, sin que exista la posibilidad de que sean los adecuados. Otros se suicidaron, muerte por tacón quebradizo. Otros no fuiste a buscarlos nunca al zapatero y dejaron un viudo inconsolable. Hay pares que se quedan en tu recuerdo, desmayados junto a la cama de hotel, o en la minúscula sala del apartamento donde él vivía entonces. Esos, lo que no te puedes quitar nunca, son los que más rozadura hacen.