Cinco Microficciones de Estación
Dijo el poeta: "..y hubieron años sin primaveras en los que afortunadamente vos y yo no nos conocíamos.."
Imágen: Pimavera (mirellamartinez.blogspot.com)
Paraíso
de Eugenio Mandrini
Un grande silencio, una súbita quietud sobrecoge a la selva. A un paso del ciervo acorralado, el tigre suspende el salto. En las altas ramas los monos dejan de chillar, los ojos ardientes como si miraran el fuego. Los pájaros guardan las alas, cosen sus picos. Las hojas callan su acostumbrado susurro. Nadie camina. Nadie salta. Nadie vuela. Nadie se mueve. Nadie respira. Nadie muere. Allí, el colibrí y la flor, copulan.
Una perla
de Raúl Brasca
- Describe la perla por la que arriesgarías tu vida allá en lo hondo – le pedí al joven buceador de pulmones de acero.
- No sé cómo es esa perla, me dijo. Pero puedo describirte la muchacha a quien se la regalaría.
Transplante
de Beatriz Martínez Manzanares
Mi corazón te espera, es lo único que queda de mí, estoy dentro de otra. Búscame.
Persistencia
de Ana María Shúa
Lo soñé de espaldas y de costado, me soñó encorvada, enmascarada. Lo soñé distinto, me soñó escondida. En el último sueño quedamos en encontrarnos, despiertos, en un bar de la calle Anchorena. Fue difícil reconocernos, hacía frío, nos aburrimos, no nos gustamos y de común acuerdo decidimos no volver a encontrarnos. Y sin embargo, ya vés.
Los ancianos fieles
de Javier Villafañe
- Otra vez ha entrado el mariposón – dijo la abuela-. Voy a espantarlo como todas las noches.
El mariposón volaba alrededor de una lámpara. Los nietos salieron del cuarto. La abuela cerró la puerta con llave y bajó las celosías de las ventanas. El mayor de los nietos se escondió para ver cómo la abuela espantaba el mariposón. Y vio al mariposón caminando por el espejo de la cómoda, quitarse las alas y sentarse en una silla. Y vio a la abuela abrir el armario y sacar unos bigotes, un sombrero y un frac.
El mariposón sentado en la silla era un hombre desnudo y se vistió poniéndose de pie los bigotes, el frac y el sombrero.
Y vio a la abuela sacar de una gaveta del armario unas trenzas y el traje de novia. La vio desnudarse y vestirse poniéndose las trenzas y el traje de novia. Y vio a los abuelos como estaban en el retrato del comedor, sonriéndose en un marco dorado. Después los vio volando, tomados del brazo, besándose, dando vueltas alrededor de la lámpara.